El planteamiento se articula a partir de una selección de diferentes ideas, en un plano centrado en la anomia artística, la cual pretende dar visibilidad a una de las cuestiones más sólidas y no lo suficientemente reivindicadas de la practice de los últimos quince años en la escena.

Anomia se ofrece al espectador con una intención de liberación de las reglas que, por un lado, rigen nuestra vida, pero, por otro lado, rigen también las normas del lenguaje que cimientan las relaciones sociales y el ordenamiento del mundo.

La Pysco-terapia, entonces, debe comenzar con una apreciación humanista del mundo fenomenológico del paciente que sufre. Irónicamente, una parte sustancial del sufrimiento de los Artistas con esquizofrenia está constituida por la ambivalencia cultural y la reticencia de los otros, para concederles la condición plenamente "Humana".

A partir de esta ausencia de reglas, la pregunta va introduciéndonos en una serie de relatos que hablan de cuestiones como la identidad, el deseo, el miedo y la dificultad de comunicación, con las relaciones personales como hilo conductor.